La investigación del fiscal Guillermo Marijuan sobre los bienes y negocios de Lázaro Báez, que surgió de la ya famosa causa de la Ruta del Dinero K aporta pruebas de sobra para demostrar que el multimillonario contratista de obra pública es uno de los testaferros de Néstor y Cristina Kirchner. Los hallazgos de Marijuan con respecto a las múltiples y habituales transacciones inmobiliarias entre entre Máximo Kirchner y Báez, condenan a ambos.
El trabajo de Marijuan es otra valiosa pieza en el rompecabezas delictivo que, con suma perfección y concordancia, revela el sistema a través del cual el Estado nacional fue defraudado en miles de millones de pesos. La mencionada Ruta del Dinero K con sus causas conexas: las 26 estancias que adquirió Báez, los terrenos en Uruguay, Hotesur, Los Sauces, Cuadernos de las Coimas y el expediente «Vialidad» por corrupción en la obra pública vial de Santa Cruz son sólo las vigas maestras de una red de otras causas que muestran el gran mapa del robo a las arcas públicas del que formaron parte Néstor, Cristina y Máximo Kirchner.
Estas nuevas diez propiedades vendidas por los Kirchner a través de su heredero Máximo -cada vez más comprometido en los expedientes judiciales por lavado de dinero sustraído del presupuesto nacional- prueban una nueva vía por la que fluyeron fortunas desde los bolsillos del principal destinatario de contratos públicos de la Patagonia hacia el patrimonio de los dos presidentes que hicieron de él – un emperador de las licitaciones públicas.
Estas revelaciones son un formidable empujón para el golpe final que el fiscal Diego Luciani y su adjunto Sergio Mola asestarán el lunes en el cierre de su alegato ante el Tribunal Oral Federal 2, que desde 2019 enjuicia a Cristina, Julio De Vido, José López, Abel Fatala, Nelson Periotti y a Lázaro Báez por haber integrado una asociación ilícita constituida para saquear al Estado con la adjudicación de 51 contrataciones de las firmas del Grupo Austral por las que se pagaron 46.000 millones de pesos, más de 2.500 millones de dólares según el promedio del tipo de cambio durante la «década ganada».