En uno de los salones contiguos a los jardines del Palacio Duhau, enfrascado en su gran objetivo del año, Marcelo Tinelli atiende a la prensa. La cuenta regresiva para su vuelta a la pantalla que empezó a cobrar forma cuando desembarcó como director artístico de América, ya se cuantifica en horas, hasta que den las 21.45 del lunes 5 de septiembre.
Es un regreso al Bailando, una zona de confort a pesar de ser llevar a cabo el doble juego de tomar decisiones y conduce un viejo formato con el que se conforma mantener el tercer puesto en el encendido.
En su base de operaciones momentánea, Marcelo recibe a los medios con la amabilidad de un dueño de casa. Ofrece sillas e invita una ronda de cafés. Suelta una anécdota que lo remonta a sus inicios como periodista, entrevistando a Diego Maradona en su época de Argentinos Juniors, y que relata como si hubiera ocurrido ayer. Contesta el último mensaje de WhatsApp. Chequea que no haya nada urgente y luego pone el celular en modo avión.
—¿Por qué es el momento de volver con el Bailando?
—Cuando me contrató América, tenía dos opciones. O hacer el Bailando o hacer un programa de humor, que sentí que no iba a ser tan fácil como lo quería. Salir a hacer humor en la calle, con la inseguridad, con la gente tan sensible nos obligaba a hacer algo más de piso. Y lo que me terminó de dar la clave es que tenemos una programación que se podía retroalimentar con el Bailando. Creo que es un formato probado, que en su momento anduvo muy bien, basado en el entretenimiento, que puede tener sus discusiones, y con un segmento de humor político con las imitaciones. Vamos con un streaming que nunca tuvimos, con muchas sorpresas y con la participación del público, que es lo que más extrañé en los formatos anteriores. Vamos a tener 500 personas en la tribuna. Vuelve al Bailando como fue originariamente.
—¿Sentís que es una vuelta a una zona de confort? Porque cuatro años puede parecer poco tiempo, pero pasaron demasiadas cosas en el medio.
—Pasó una pandemia, en la que descubrimos la finitud de la vida. Murió gente cercana y llegué ni a despedirla ni ir a saludarla, ni al entierro ni al sanatorio. Cuando hicimos La Academia estuvo bien, pero faltaba el calor del público, éramos ocho nada más en el estudio, los camarógrafos con barbijo. Y el año pasado con el Canta Conmigo Ahora, que me encantó, pero también sentía que así como lo conducía yo, lo podía hacer cualquier otro.
—Otra gran diferencia con el Canta es la salida en vivo, que lleva inevitablemente al minuto a minuto. ¿Es otra adrenalina?
—Me parece que tenemos que replantearnos si el vivo realmente nos va a dar un plus, un diferencial a favor, porque por ahí sin querer te genera cierta presión. No es lo mismo construir desde el piso de los canales líderes.
—¿Cómo imaginás el segmento de humor político en el contexto de un año electoral?
—Lo estamos terminando de diagramar. Roberto Peña va a hacer de Sergio Massa, ya me estuvo mandando unos audios con unas canciones que me hacen morir de risa. Fátima Florez va a hacer de Patricia Bullrich y justo la mujer de Javier Milei, que quiero que lo haga Fredy Villarreal. Lo está trabajando, ya tenemos toda la máscara y para mí Fredy tiene toda esa extravagancia que tiene Milei, con todo respeto. Va a ser un Bailando showmatchesco, donde puede pasar cualquier cosa, en el que un día bailaban cinco parejas y al otro nos pasábamos todo el programa hablando con el papá de Flor Vigna.
—¿Qué es el rating hoy en día?
—Le voy a prestar atención porque es mi trabajo, pero no me voy a desesperar por el rating como en otro momento. Hoy tenés doble rating, el real time que es el minuto a minuto, lo que mide nuestra charla en este momento. Y después tenés el over time, que es la planilla general al otro día. Uno trabaja con todos esos elementos, mientras sean constructivos y nos puedan servir, pero no me voy a volver loco porque sabemos de dónde venimos.
—¿Te planteás algún número?
—La verdad que no. Me lo preguntaron los dueños del canal y no sé.
—Para elegir el jurado fuiste a lo clásico.
—Sí, buscamos eso, que entiendan el juego, y lo entienden perfectamente. Ángel y Polino son excelentes, son picantes, saben qué decir y qué no. Moria es una estrella que lamenté que no hayamos tenido durante este y Pampita conoce como nadie el certamen, de hecho va a bailar en la apertura. Que no se ofenda ninguno, pero son los cuatro mejores que podemos tener hoy en día.
—Es lo que fuiste a buscar de entrada, no hay plan B.
—No, y se podría decir que es una conducción de cinco. Es muy importante los pies que te dan como interactúas con ellos, nos miramos y nos entendemos de memoria.
—Se te escucha apasionado. Te siguen dando ganas de hacer tele.
—Siempre. No me gusta mucho darle consejos a mis hijos, pero lo que les digo siempre es que lo más lindo que te puede pasar en la vida es seguir haciendo las cosas con las mismas ganas de la primera vez. No dejar de intentar nunca. Ir por el sueño más allá del resultado final.