Los datos sociales son escalofriantes, y señalan que ya ni siquiera teniendo trabajo, formal o informal, se está a salvo de ser pobre. La inflación anual de dos dígitos y la suba sostenida en alimentos y bebidas por encima de la media mensual es un golpe letal a los ingresos familiares, que cada vez alcanzan menos. Entre enero y junio de este año casi 600.000 argentinos cayeron en la pobreza.
«El promedio del semestre, incluso a pesar de las ayudas económicas brindadas, dejó un aumento de la pobreza alrededor del 42 %”, dijo Agustín Salvia, Director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA.
Esto quiere decir que 3.000 personas a diario engordan las filas de la pobreza, es decir, más de 90.000 personas al mes dejan de pertenecer a la clase media.
Esto se da en un marco en que la Argentina no logra contener una inflación anual de dos dígitos desde hace varios años. Este año se lleva acumulado 40,3%, y se estima alrededor del 75% para el 2022.
«Esta situación no solamente hace que haya más hogares bajo la línea de la pobreza sino que empeora también las condiciones de los que ya se encontraban en situación de pobreza», explicó Juan Ignacio Bonfiglio, investigador del Observatorio de la Deuda Social Argentina.
«Para lo que queda del año el panorama no es muy alentador. Nadie tiene una proyección que hable por debajo de setenta y cinco puntos de inflación para el 2022. El aumento del dólar y las tarifas nos pone dentro de una dinámica más cercana a una inflación del cien que del setenta y cinco. Esto tiene una repercusión directa sobre la pobreza porque aumenta el costo de vida de la población y los salarios tanto formales como informales vienen perdiendo contra esa inflación. Por otro lado los salarios informales vienen con una brecha cada vez más grande con los formales», concluyó Guido Lapa, economista y docente de la UBA.